La discriminación laboral femenina se le escapa al control
Pagar menos a una mujer que a un hombre en el mismo puesto de trabajo y categoría laboral es ilegal desde 1980. Esa discriminación directa es muy difícil de encontrar, explica Fermín Yébenes, portavoz de la Unión Progresista de Inspectores de Trabajo.
La brecha salarial es otra cosa. Es el producto de situaciones de desigualdad que se dan en el mercado laboral y muchas veces son hasta legales. Por eso, explica, para ellos es difícil actuar sobre ella. Señala que empieza a generarse en los propios convenios de trabajo “por los empleos feminizados”.
La brecha salarial es otra cosa. Es el producto de situaciones de desigualdad que se dan en el mercado laboral y muchas veces son hasta legales. Por eso, explica, para ellos es difícil actuar sobre ella. Señala que empieza a generarse en los propios convenios de trabajo “por los empleos feminizados”.
Este inspector, con 25 años de experiencia, pone el ejemplo de los convenios de limpieza: “La mujer que brilla el piso cobra menos que el señor que limpia cristales, y no es trabajo distinto ni necesita más formación”.
Estas palabras tienen traducción en los convenios de limpieza en Barcelona o Madrid. En este caso, por limpiar (sector con mayoría de mujeres) se perciben al año 14.933 euros; los cristaleros, 15.092 euros, y los conductores, 16.994 euros. De estos últimos hay más hombres.
También los pluses son mayores en trabajos. La distancia crece cuando a este punto de partida se añaden los datos de empleo a tiempo parcial en esa rama de actividad: algo más de 10 por ciento entre ellos y cerca del 50 por ciento entre ellas.
“Si la empresa cumple con el convenio, poco más podemos hacer. Tampoco si paga debidamente horas trabajadas”, señala.
La diferencia salarial está ahí: ellas cobran un 22,9 por ciento menos al año que los hombres. Hay otros elementos que inciden en la desigualdad y la discriminación más allá de los salarios.
Uno es la falta de mujeres en puestos de mando que detecta la EPA: por cada 10 directivos, solo tres son mujeres. Otras veces ha sido el Tribunal de Justicia Europeo el que ha señalado a España por tener una legislación sexista en el acceso a las pensiones y prestaciones por desempleo de quienes han trabajado a tiempo parcial.
Pero, cuando se analizan las cifras de la Inspección de Trabajo que aparecen en su memoria anual, se ve que la policía laboral tiene problemas para atrapar una realidad que la actriz Penélope Cruz resumió así en los Premios Goya: “La mujer que te diga que nunca ha sentido discriminación miente”.
Estas palabras tienen traducción en los convenios de limpieza en Barcelona o Madrid. En este caso, por limpiar (sector con mayoría de mujeres) se perciben al año 14.933 euros; los cristaleros, 15.092 euros, y los conductores, 16.994 euros. De estos últimos hay más hombres.
También los pluses son mayores en trabajos. La distancia crece cuando a este punto de partida se añaden los datos de empleo a tiempo parcial en esa rama de actividad: algo más de 10 por ciento entre ellos y cerca del 50 por ciento entre ellas.
“Si la empresa cumple con el convenio, poco más podemos hacer. Tampoco si paga debidamente horas trabajadas”, señala.
La diferencia salarial está ahí: ellas cobran un 22,9 por ciento menos al año que los hombres. Hay otros elementos que inciden en la desigualdad y la discriminación más allá de los salarios.
Uno es la falta de mujeres en puestos de mando que detecta la EPA: por cada 10 directivos, solo tres son mujeres. Otras veces ha sido el Tribunal de Justicia Europeo el que ha señalado a España por tener una legislación sexista en el acceso a las pensiones y prestaciones por desempleo de quienes han trabajado a tiempo parcial.
Pero, cuando se analizan las cifras de la Inspección de Trabajo que aparecen en su memoria anual, se ve que la policía laboral tiene problemas para atrapar una realidad que la actriz Penélope Cruz resumió así en los Premios Goya: “La mujer que te diga que nunca ha sentido discriminación miente”.
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